Al igual que a algunos desmemoriados o con mala cabeza les persigue un alemán llamado Alzheimer, a Hitchcock no se le despegaba un escocés: un tal MacGuffin. Se coló en muchas de sus películas e hizo de las suyas. Cuando pensábamos que el robo del dinero en la primera parte de Psicosis iba a ser relevante para la historia, ahí estaba McGuffin. También cuando en Encadenados se dirigía nuestra atención hacia el uranio que los nazis guardaban en botellas de caldo francés; o en esos continuos desvíos de atención en películas como La ventana indiscreta o Los pájaros. El McGuffin siempre cumplía su cometido: despistar al espectador haciéndole pensar que eso que se nos contaba era importante, para realmente llevarnos por otros derroteros.
En esa gran entrevista con forma de libro en la que François Truffaut inmortalizó al mago del suspense, éste explicaba el origen de tan curioso concepto: “La palabra procede del Music-hall. Van dos hombres en un tren y uno de ellos le dice al otro: ‘¿Qué es ese paquete que hay en el maletero que tiene sobre su cabeza?’. El otro contesta: ‘Ah, eso es un McGuffin’. El primero insiste: ‘¿Qué es un McGuffin?’, y su compañero de viaje le responde: ‘Un McGuffin es un aparato para cazar leones en los Adirondacks’. ‘Pero si en los Adirondacks no hay leones’, le espeta el primer hombre. ‘Entonces eso de ahí no es un McGuffin’, le responde el otro”.
Toda la historia de traer hasta aquí este elemento narrativo que sirve para crear suspense es este precioso vídeo creado por Isaac Niemand en el que el propio cineasta -su voz está sacada de una entrevista de 1970 para el show de Dick Cavetlo explica ayudado por una estética Flying Circus. Ahora seguro que les queda mucho más claro. O les confunde. Al fin y al cabo, es lo que importa.

 

 

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