Los tiempos que vivimos lo han conseguido. Muchas empresas han logrado que todavía se les odie más aun por sus oscuras prácticas. Pero siempre nos quedará el cine para descubrir que, igual que la vida puede ser maravillosa más allá del arco iris o mientras cantas bajo la lluvia, en ciertos lugares, tu vida profesional puede convertirse en una autentica pesadilla.
Leía hace poco en Pastemagazine.com una selección de grandes corporaciones de cine de ciencia ficción en las que pocos querrían trabajar y era como para hacerse una de esas maratones geniales y salir con energías renovadas a enfrentarse a la gris realidad profesional.
En Alien encontrábamos la Weylan-Yutani Corporation, una compañía tan grande que simplemente se la nombraba como ‘La empresa’. La organización exigía que estuvieses muy preparado para los más variados imprevistos, pues en su ambición no se interponía ni la moralidad, ni la posibilidad de que los tripulantes de sus misiones acabasen destrozados a manos de algún que otro visitante con maliciosas intenciones.
Una auténtica colmena. En Blade Runner, en uno de esos planos generales geniales creados con maquetas, descubríamos un enorme edificio que acogía la Tyrell Corp., en la que fabricaban humanos con fecha de caducidad llamados replicantes. Tenían colaboradores externos dedicados a sus propias cosas: uno que fabrica ojos, otro que se encargaba de su diseño genético… El jefazo jugaba a ser Dios y su ángel rubio se revelaba violentamente. La cosa se le iba totalmente de las manos…
En Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, en el título original) era como una de esas grandes empresas inmobiliarias que son un pufo: pura fachada brillante. A riesgo de desvelarles mucho del asunto (¡spoiler!, ¡spoiler!), en esta compañía entraban ancianos y salían galletas. Lo más bonito eran esas salas en las que se proyectaban imágenes de cuando la tierra era verde y exultante -estamos en un futuro oscuro y sintético- y se escuchaban las melodías más bellas -todo cinéfilo debe asociar inmediatamente sus imágenes a la Pastoral de Beethoven-.
Cyberdine Systems Corp. era la oscura organización de Terminator, en la que se iban acercando peligrosamente a la robotización del ejército. Allí la cosa tampoco estaba como para tirar cohetes, pero me acuerdo también de dos empresas descubiertas en los últimos dos años. Lunar Industries Ltd. era la que jugaba con los sentimientos del único humano que trabajaba en su base de la Luna en Moon, y ‘N’ Large en la genial Wall-E, tenía a su reserva de humanos cebaditos y engañados para que no volviesen a la tierra, no fuese a ser que la repoblasen…
Queda claro que en las narraciones con aliento futurista la culpable suele ser la empresa, y aquí es donde muchos dirán que a veces la realidad se asemeja demasiado a la ficción…