Adoro a Hans Zimmer. Cuando era adolescente, descubrí en no sé qué programa de radio al estilo de las que se gastaba Ramón Trecet en Radio 3, que estaba detrás de la gran banda sonora de la serie documental Millennium. Fue uno de sus trabajos para el sello Narada, una buena escuela para luego realizar la encantadora y marimbeña You’re So Cool de Amor a quemarropa.
Después de apreciar bastante que Disney solicitase sus servicios, y no los del recurrente y oscarizado Alan Menken, para El rey León -los temas africanos se le dan muy bien-, otro gran momento fue la compra de la banda sonora de La delgada línea roja, en la que algún tema me recordaba a otro grande, Richard Robbins, y que dejó melodías llenas de lirismo y épica, como la fantástica Journey to the Line.
Tengo que traer también hasta aquí esos minutos de entrevista en los que contaba la manera en que compuso algunos pasajes para la película Gladiator. Me pareció uno de esos tipos que se apasiona con lo que hace y se notaba cuando, por ejemplo, explicaba cómo ideó la escena de la batalla y cómo la música explica muchísimo. Eso sí, demostró su capacidad para el autoplagio en Piratas del Caribe, y su Sherlock Holmes me recuerda mucho a algún fragmento de Hasta que llegó su hora, de Morricone.
Ahora parece que alguien ha descubierto uno de sus secretos. Esta semana ha circulado por internet un curioso video de nuestro amado y odiado You Tube, en el que se compara su tema principal (que se oye en el tráiler) para Origen, la última locura de Christopher Nolan -con quien ya trabajó en sus dos Batman– con el No, je ne Regrette Rien cantado por Édith Piaf. Tanta repercusión ha tenido que hasta The New York Times le telefoneó para saber qué pensaba sobre tal asunto. Según ha explicado, parece ser que desde el principio fue idea de Nolan que ese sonido insistente del tema de Piaf fuese como una especie de sirena de alarma, y que, si bien sigue esa cadencia, no se basa en la canción ralentizada.
Sea como fuere, Zimmer ha dejado un mensajito para los que creen haber descubierto un lugar escondido en el enrevesado relato: es un elemento de la película “que no tenía que ser un secreto”. Los que crean que esta utilización de una sola nota es plagio, no hagan caso a todo lo anterior expresado; el resto, busquen éste o algún trabajo del pasado, que este chico vale mucho.