(Recupero la temática ferroviaria con motivo de mi participación en el debate de cine en 13TV acerca de Asesinato en Orient Express el domingo 9 de madrugada)
Recuerdo que no hace mucho volví a verla. Era una escena de despedida en una estación en la que un hombre subido a un vagón de tren tomaba la mano de una mujer que se despedía de él desde el andén. El sentido contacto acababa cuando la máquina se ponía en marcha y se alejaba como un nuevo símbolo de una oportunidad de felicidad que no supo aprovechar.
Era La tía Tula, una de las mejores películas que ha dado nuestro cine y una de tantas veces en las que el tren se convertía en un elemento vital en el desarrollo de una película. Desde que los Lumière sorprendieran con su pieza de la llegada de una locomotora a una estación, el tren se sale en la pantalla.
Me encanta que suceda, porque adoro viajar en este medio de transporte, pero lo cierto es que casi siempre su traqueteo, el sonido de su silbato han tenido connotaciones un tanto dramáticas. Pero hay, como siempre, honrosas salvedades. Buster Keaton consiguió sacar lo mejor de él en El maquinista de la general (maravilloso ese momento en el que se sienta en el mecanismo que acciona la rueda). En Los hermanos Marx en el oeste los vagones quedaban pelados al grito de “¡Más Madera!” y tan exitosa prole hizo una pequeña escena musical en Una tarde en el circo, cantando aquello de “Lidia, Oh Lidia, what enciclopedia…”. Y, por supuesto, en Con faldas y a lo loco se ofreció uno de los momentos más celebrados: el de la fiesta improvisada de Lemmon y Marilyn.
Pero, vayamos al drama. Uno de esos momentos inolvidables con tren de por medio era la bellísima escena de Breve encuentro, una película que tenía como telón de fondo una estación. Celia Johnson pensaba por un instante en tirarse a las vías y la cámara subrayaba el terror de su rostro con un movimiento desequilibrante.
Hitchcock, qué voy a decir que no sepáis, hizo de él un escenario fantástico. Muy buenas sensaciones proyecta la muy adorable Alarma en el expreso, pero hubo otras como Extraños en un tren, adaptando a Highsmith, o Con la muerte en los talones y ese muy picantón tren que entra en el túnel.
Acordaos de la magnífica El tren, de Frankeheimer, con un incansable personaje en manos de Burt Lancaster. O de El puente de Cassandra, con Richard Harris haciendo méritos junto a Sofía Loren en otra cinta de catástrofes. También es parte importante en cientos de películas de vagabundeo, como Juan Nadie o Los viajes de Sullivan.
¿Y qué decir del paso del tren en El espíritu de la colmena o de ese precipitado pero poético final de Las zapatillas rojas? Tampoco hay que olvidar Trenes rigurosamente vigilados, de Jiri Menzel. Perteneciente a una cinematografía tan desconocida como la checa, tenía un beso interrumpido con el toque del silbato realmente insuperable. Haced memoria con Lawrence de Arabia andando por encima del vagón mirando su sombra; o con la llegada a Innisfree en El hombre tranquilo, con toda esa maravillosa y fordiana cháchara; o de la escena de El golpe… Del western no hablo: habría que dedicarle todo un artículo. A lo mejor lo hago.
El tintero se queda lleno de títulos, pero menciono por ultimo dos más recientes. El fabuloso comienzo de El asesinato de Jesse James, con el bandido moviéndose entre las sombras antes del atraco al tren: así nacen los mitos. Y más cercana aún, El secreto de sus ojos y su pequeña pero vital escenita de despedida. O todavía más: Código fuente, una película que le debe demasiado a El día de la marmota.
El tren seguirá siendo una fuente inagotable de placer en el cine. Para mí, el paso de vagones es como el del movimiento de fotogramas a una distancia que no nos deja ver su contenido: un misterio al que siempre desearé acercarme.
Hola Maria Jose.Ví anoche "Extraños en un tren", fanastica pelicula de Lumet y despues seguí el debate en el que participaste, muy interesante.Te doy gracias por tu blog,soy fiel seguidora de esas peliculas, como catalogan algunos, con esencia.Destacaría la actuación impecable de Albert finney en su papel de poirot.Un saludo.
Excelente tu texto, como suele ser habitual, y muy evocador. El debate de anoche no lo pude ver. A esa hora me resulta imposible.Antes era sobre las doce y uno lo veía sin esfuerzo. Solo te vi antes de comenzar el film, y no creas, lamenté perdérmelo. En fin, te seguiré por estos lares…Un afectuoso saludo
Hola Noelia, te traicionó la cinefilia con el título de 'Asesinato en el Orient Express' y el de 'Extraños en un tren': es lo que tiene ser muy aficionada. Gracias por tu comentario con 'esencia'. Un abrazo!
Hola V, te agradezco igualmente tus palabras, sobre todo porque vienen de alguien que escribe esos completísimos análisis en sus Viajes por la sala oscura de los que tanto puedo aprender. Un abrazo!