Ay, Kathryn, Kathryn, quién hubiese dicho que te llevarías un Oscar como directora. Todavía me acuerdo cuando se presentó a competición en el Festival de San Sebastián tu película El peso del agua, y la acogida fue todo menos calurosa. De nuevo, te pasabas de seca y cortante. En tierra hostil obró el milagro, pero resulta curioso que el primer premio que se otorga en la categoría de director a una mujer sea para una que haga notar tan poco su mirada femenina ¿Pero existe tal manera de observar?
Por eso resulta realmente gratificante descubrir esa mirada a la hora de retratar el erotismo desde otro punto de vista. Jane Campion volcó sobre Harvey Keitel una mirada totalmente femenina cuando lo mostró como inesperado seductor en El Piano; pero me fascina especialmente la manera en que Pascal Ferran tradujo en imágenes las palabras de Lawrence en Lady Chatterley. Nuestra aristocrática protagonista se adentra en el bosque y la visión de la espalda del guardabosques supone un auténtico shock. La mujer dejaba de ser, en casos como éstos, elemento espectacular en la narración para cedérselo al hombre, la cámara se entretenía en otras cosas; pero claro con otro toque que no es precisamente, y volvemos a lo de antes, viscontiano o fassbinderiano.