Esto es lo que tengo que decir sobre los Óscar 2014 y lo organizo en cómodos puntos numerados.

1. Ha sido una ceremonia de andar por casa. Con un comienzo un tanto descafeinado (necesitamos la chispa de las presentadoras de los Globos de Oro: Amy Poehler y Tina Fey) y unos montajes de vídeo nada especiales.

2. No obstante, Ellen Degeneres ha tenido sus momentos para no olvidar, como el de la foto colectiva o el momento pizza pidiendo dinero a Harvey Weinstein para el repartidor (una broma con los Weinstein no puede faltar nunca).

3. Qué hartura más grande  lo de premiar las transformaciones físicas. El guión de los Óscar sigue en su linea previsible. No obstante he de decir que Matthew McConaughey está en su año (con True Detective, con Mud y ya con Magic Mike se marcó un Do de pecho) y se lo merecía y su discurso tuvo encanto. El discurso de Jared Leto estuvo muy bien, pero sus referencias a Venezuela y Ucrania… en fin…

4. Sorpresa ha sido premiar Let it go, la canción de Frozen y no la de U2 para la película de Mandela. Bono se quedó con las ganas de marcarse un discurso en la línea del de los Globos de Oro (por cierto, Bono, si ha habido alguien representativo en el apoyo con su música a Mandela, han sido Johnny Clegg & Savuka, grupo interracial que dedicó a la figura del desaparecido presidente la bellísima Asimbonanga). Por cierto, Pharrell Williams marco un momentazo con su interpretación de Happy, canción también nominada

5. El discurso más sincero y emotivo ha sido el de Lupita Nyong’o , muy grande en 12 años de esclavitud. Fue la reina de los Óscar de este año bailando e interactuando con Degeneres.

6. Momento tierno y agradecido por los paladares finos del cine actual (esos que añoran que Inside Llewyn Davis estuviera entre las candidatas al Óscar): ese premio a Spike Jonze por el guión de Her. Si el de Before Midnight se lo llega a llevar antes hubiera sido para olvidarse definitivamente del rosario de premios a Gravity. Qué horror de efecto arrastre, de verdad.

7. Por último, me encantó la naturalidad de Steve McQueen, dando ese salto final tras el premio gordo a 12 años de esclavitud y dando un discurso sencillo. Además, adoro a Sally Hawkins. Se me merecía un Óscar tanto como Cate Blanchett, que en Blue Jasmine se marca un papel muy a lo Blanche de Un tranvía llamado deseo

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